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LOS EUCALIPTOS DEL PARQUE

 
Eucalipto colorado
En nuestros paseos por la Alquería del Pilar podemos encontrarnos con cuatro especies de este género de plantas originarias del norte de Australia y pertenecientes a la misma familia que el mirto: Eucalipto robusto (1 ejemplar), eucalipto de madera de hierro (2 ejemplares); de las especies de eucalipto azul y eucalipto colorado existen varios ejemplares.
Este grupo de plantas se caracteriza por tener los estambres de las flores protegidos por una cápsula, que es lo que significa el nombre latino del género (ecaliptus=bien oculto). Sus hojas  adultas son alargadas terminadas en punta y algo curvadas (falcadas). Se diferencian unas especies de otras por el aspecto del tronco.

Eucalipto azul
   Son árboles de gran porte, de rápido crecimiento cuando jóvenes y de largas raíces que pueden llegar a ser del mismo tamaño que el árbol, con las que se anclan fuertemente al suelo. 
Vive de forma natural en las orillas de ríos y arroyos, en zonas pantanosas y en cursos de aguas estacionales de zonas semiáridas. Prefiere suelos arenosos aluviales. 

   Las hojas e Eucaliptus globulus (eucalipto azul) se usan en medicina popular para tratar entre otros problemas de las vías respiratorias, ya que sus los aceites esenciales que contienen
poseen actividad antiinflamatoria, expectorante, antimicrobianas y antiseptica.
Eucalipto de madera de hierro
Por su rápido crecimiento estos árboles porporcinan abundante madera para fabricar papel, tambien se usa en construcción y para quemar.

De las ramas cuya madera ha sido vaciada por las termitas, los aborígenes originarios del norte de Australia fabrican un instrumento musical chamánico: el didgeridoo. Su sonido recuerda al del canto de los monjes tibetanos, es usado en celebraciones religiosas y en fiestas.

Para saber más sobre los eucaliptos del parque: Genero Eucaliptus

La Alquería en 1880

La Alqueria del Pilar en 1880


Antonia Díaz Fernández de LamarqueLos poetas tardo-románticos Antonia Díaz y José Lamarque1 crearon en Dos Hermanas un jardín, un paraíso en la tierra, un espacio mágico, como refugio donde desarrollar su vida personal y su actividad artística. Aquí se reunían con sus amigos, intelectuales y artistas sevillanos y extranjeros del último tercio del siglo XIX en animadas tertulias literarias. En este frondoso jardín, en torno a un evocador palacio de estilo neomudejar, situaron caprichosas y exóticas construcciones (un torreón almenado, grutas, ninféos, una montaña artificial con una pagoda, una ría navegable con puentes, faro, monóptero y cascada); además distribuyeron fuentes, estatúas de personajes mitológicos, esculturas de filósofos y poetas clásicos y bustos de descubridores hispanos. También edificaron un espacio para que anidaran los pájaros, un invernadero para plantas exóticas y un museo de Ciencias Naturales. El jardín se completaba con una zona boscosa de pino carrasco y lentisco al norte, un extenso huerto con cítricos al sur, y diferentes edificaciones para el servicio (cocheras y casa del guarda). A la entrada de la finca situaron un monumento del siglo XVII, recuperado por José Lamarque: “la Cruz de los Caballeros”.

En el presente artículo se recopilan diferentes textos de autores que conocieron la Alquería del Pilar, y que sorprendidos y admirados por su belleza, decidieron dejar por escrito la descripción de los jardines, y la impresión que estos provocaron en su espíritu. Los dos primeros textos son de sendos amigos y contertulios de los propietarios de la Alquería: José Cascales Muñoz y José de Velilla. El último es un extracto del texto que se publicó en la Revista de Feria del año 1988. Su autor, Antonio Prieto, era hijo de una niñera que trabajó con la familia Lamarque desde 1882. En este artículo es donde se describen los jardines y los edificios de la Alquería de forma más precisa.

José Cascales Muñoz (1866-1934) sociólogo, escritor, periodista e historiador de la generación del 98, describe así la Alquería del Pilar, residencia de Antonia Díaz Fernández de Lamarque:
"…una mansión tan deliciosa que sólo es comparable a uno de aquellos vergeles que los califas de damasco regalaban a sus vates favoritos. Cuando yo visité aquellos extensos jardines, en cuyo centro se levanta artístico palacio, me creía transportado a la Isla encantada, donde Armida detuvo enamorada al valiente Reinaldo, y seguramente les ocurrirá lo mismo a cuantos hayan leído la inmortal obra de Tasso y contemplen aquel sitio en el que la señora de Lamarque ha escrito sus mejores libros…” (seguir leyendo)
Reinaldo y Armida en el jardín 1742-45. Giovanni Battista Tiepolo. The Art Institute of Chicago





1.- Marta Palenque e Isabel Román. Datos biográficos de José Lamarque y Antonia Díaz . Los límites de la escritura femenina. Vida y obra de Antonia Díaz de Lamarque. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.  


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